Si algo vamos a recordar del 2018 es de la cantidad de estampados que se han puesto de moda en tan poco tiempo.
Primero fue el leopard print y ahora es el momento del tartán.
Por antonomasia, el tartán está asociado indisolublemente con Escocia; las faldas escocesas o kilts casi siempre tienen patrones de tartán.
En la historia, este print se utilizaba de forma militar, para identificar los diferentes clanes. Más tarde, fue introducido en la aristocracia para identificar a las diferentes familias aristócratas. Como consecuencia de su asociación con esta parte de la sociedad y el estamento militar, los cuadros escoceses desarrollaron un aire de dignidad y exclusividad.
Sin embargo, en la década de los 70, Vivienne Westwood, utilizó este print (incluyendo tachuelas, parches, imperdibles, etc) para reivindicar las diferencias sociales y como burla a la rigidez de los convencionalismos que ocultaban formas de opresión social y cultural.
Y así, y de la mano de la banda Sex and Pistols, nació el movimiento punk.
Existe una amplia variedad de tartanes, los cuales se pueden registrar nuevos diseños en el Registro Escocés de Tartanes. De hecho, en dicho registro se pueden encontrar varios firmados por Westwood como el Bruce of Kinnaird o el famoso MacAndreas, en nombre de su marido Andreas.
Tuve la enorme suerte de trabajar en varias ocasiones con Vivienne (de hecho, fue el primer desfile internacional que hice), hablar sobre política y sobre el cambio climático, un tema que siempre está presente en sus colecciones.
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En mi entrada anterior (aquí) podéis ver cómo el tartán y el animal print se complementan de maravilla.